Si hay algo que la gente del Salón de Barcelona haga estupendamente son las exposiciones, en ocasiones llegando a eclipsar la espectacularidad de la presentación al propio material expuesto. Y este año, gracias a la gran cantidad de espacio del que disponen, se han lucido especialmente
La exposición dedicada a Horacio Altuna es la más cuidada visualmente. Los originales están expuestos en las paredes de lo que simula ser unos sucios y nada higiénicos urinarios públicos. La foto de la izquierda puede que os destripe una sorpresa a los futuros visitantes, pero no me pude resistir a ponerla
La dedicada a Manel Fontdevila está dividida en varios espacios individuales, lo que acentúa los múltiples registros de que dispone este polifcético autor. A destacar el aula en que se exponen los originales de Mantecatos
Las planchas de Fermín Solís se pueden ver montadas sobre libros gigantes que representan cada una de sus obras. Un bonito lugar para pasear
Ni siquiera en la exposición de originales del fanzine Cretino, la "hermana pobre" a priori de las muestras, ha escatimado esfuerzos ni imaginación la organización, desplegando un carrusel de luz y color en el que las páginas expuestas bailan en el aire
La sobriedad queda reservada para la muestra dedicada a Lanza en Astillero, la adaptación a viñetas de distintas escenas del Quijote a cargo de autores españoles y para las obras que se presentaron al concurso organizado por la Generalitat Còmic s’escriu amb C de Cultura
En definitiva, que hay que verlas. La organización se ha superado a sí misma este año: merece la pena entrar al Salón solo por ver las exposiciones